jueves, 14 de enero de 2016

Podemos, enfermedad senil del Comunismo.

Es sabido que Lenin publicara un opúsculo titulado: el Izquierdismo, enfermedad infantil del Comunismo.

Parodiando o parafraseando, no sé, este título me resultó sugerente para la publicación de esta entrada. En el Carnaval fenoménico en que viene a dar Podemos, apariencia teatrera de la Política, que so pretexto de regeneración degenera la cosa en postureo hipergestual, concurren maquilladas algunas cohortes rancias de militantes redivivos y redimidos de antiguos comunismos periclitados.

Estas criaturas patológicas resucitan a luz del talismán taumatúrgico de la piedra filosofal de Podemos.  Me recuerdan aquellos fantoches proustianos, que en rondón cortesano su figura decadente resulta su propia imagen en el espejo. No necesitan cóncavos ni convexos, son deformes por gimnasia histórica.

Podemos también obra el milagro de resucitar a los muertos. ¿ Qué más les vamos a pedir? .

Pertrechados de Gramsci y otras reliquias y bagatelas con las que en su día comerciara el Eurocomunismo, en España el traductor e introductor del italiano fuera Jordi Solé-Tura, conspicuo diputado del PCE y ponente constitucional de aquella a la que dicen querer meter la piqueta estos de Podemos.

También en esto de la desviación senil del Comunismo los hay precoces. Algunos sin llegar a los cuarenta ya presentan una hoja de servicios retribuidos a la Causa francamente llamativa aunque sin grandes resultados, como no se cuenten por fracasos, precondición de su relativo actual éxito.

Ahí se desdibuja la frontera limpia entre lo Nuevo y lo Viejo, la Nueva y Vieja Política, otro fetiche esplicalotodo de Podemos.

Pareciera que en la senilidad prematura de Podemos se cumpliera la profecía de lo primitivo renovado del Eurocomunismo, siempre pugnando con la socialdemocracia establecida.