En días pasados comentaba acerca de la degradación del entorno del Paseo de Alfonso de Vigo. Dos emblemas de ese espacio son La Panificadora y el Asilo de ancianos desamparados. En los años ochenta la primera y mediados de los noventa el segundo dejaron de cumplir su función. Aproximadamente dos y tres décadas transcurrieron respectivamente en estado de abandono de estos inmuebles. Entre ambos habrá apenas cincuenta metros. Su recuperación y puesta en uso resultaría de alto valor estratégico y patrimonial para la ciudad. Su ubicación e historia justificaría el estudio de viabilidad para que el Concello se hiciera con su titularidad, en un Plan a desarrollar y ejecutar en más de un mandato. Ello requeriría de una mayoría estable y suficiente que al menos enlazara dos legislaturas consecutivas bajo un pensamiento estratégico. La contigüidad o adyacencia de Panificadora a la Casa do Concello la haría especialmente útil para el traslado de algunas de las actuales dependencias municipales y el establecimiento de otras posibles. Asimismo, al igual que el Asilo, su proyección a la Ría, aún como mirador urbano, le otorga un gran significado,a mayores de otros de preñez histórica. Y todo esto en apretado conjunto de proximidad física. A día de hoy y desde lustros los antedichos espacios son auténticos estercoleros que afean el corazón mismo de la ciudad, desde la pendiente de Cachamuiña del Campo de Granada hasta el Barrio del Cura. A las puertas del 24 de Mayo habrá ojos y oídos para esta situación o seguirán viendo gigantes donde sólo hay molinos de viento esta desnortada oposición, en algún caso extraconsistorial, que tienen como monotema la expulsión del actual regidor?. A modo de epítome enunciar que sin la elaboración de alguna figura de planeamiento específico para este asunto nada sería posible y ello lleva anexa una clara vocación y voluntad política de amor a Vigo. Lo veremos?
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