lunes, 23 de marzo de 2015

Centralidad

Afirmaba un ex tertuliano e improvisado dirigente político, que aspiraba a gobernar y para ello era necesario desprenderse de la etiqueta derecha/izquierda y ocupar la centralidad del tablero. Nada nuevo, conforme al axioma: lo que se pierde por los extremos se gana en amplitud y concentración de voto en las temperaturas tibias del espectro. En un análisis intuitivo y de urgencia de las elecciones andaluzas, pasamos a señalar: 1. La suma de voto PSOE-PP es de 80 escaños sobre 109. Muy lejos esto de quebrar el bipartidismo.

2. La principal damnificada, fuera del esquema bipartito, resulta IU, fuerza política bastante alejada de la centralidad. De ello puede colegirse que el trasvase de votos a Podemos es porcentualmente significativo, en su extracción del casillero de IU.
  3. La participación cuasi se estabiliza en + 3 puntos con respecto al 2012. Esto significa que la capacidad de movilización de la abstención de los partidos emergentes es más bien escasa. 
4. Compite también otra fuerza emergente, Ciudadanos, por esa misma centralidad, aunque en el sbsegmento del centro derecha y también con relativo éxito y menor ambigüedad que Podemos en su identidad política, de lo cual resulta la fragmentación del esfuerzo. 
A todo esto, añadir que una vez acabadas las campañas electorales y conseguido el objetivo de institucionalizarse, se impone el juego de la aritmética parlamentaria y de la realpolitik .
Bien es cierto que el 2015 por ser año perpetuo electoral otorga una prórroga de gracia a los comportamientos transaccionales. Finalmente, en Andalucía el blanco a batir era el PSOE y esto no se ha conseguido. La importación de voto del PSOE a Podemos no alcanza la suficiente entidad como para producir la sustitución o relevo.
En fin, no es tan frágil el sistema como algunos pretenden, ni tan perentoria su voladura.

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